miércoles, 27 de enero de 2016

Cube


Para este trabajo he preferido ver una película, la cual se llama “El cubo” o en su nombre original “Cube”. Vincenzo Natali es el director de este suspense, donde se desarrolla la historia de un grupo de personas, las cuales han sido secuestradas y llevadas a un habitáculo con forma de cubo. En cada pared del cubo hay una puerta que les llevará a otra habitación, la cual puede tener una trampa mortal. Estas personas tendrán que colaborar entre ellos para buscar la forma de salir de ese lugar y hallar la libertad. 

He elegido esta película por su relación con las matemáticas tan clara. Entre ellos se encuentra una estudiante de matemáticas, la cual relaciona las  matemáticas en las habitaciones con los números primos. Un número primo es aquel número natural mayor que 1 que sólo tiene dos divisores diferentes: el mismo número y el 1, como pueden ser el número 3 o 13. En cada puerta se encuentran una serie de 9 números, cada uno diferente, y asocia una trampa a cada habitáculo que tenga un número primo. Al cabo de un tiempo se dan cuenta de que no es correcta la suposición.

Finalmente asocia las series de números que hay en las puertas con coordenadas  de un plano tridimensional, y se dan cuenta de que uno de los cubos se sale del conjunto de permutaciones posibles, que son las variaciones del orden o de la disposición de los elementos de un conjunto. Por ejemplo, a un conjunto (1,2,3) cada orden posible, sin repetirlos, es una permutación, teniendo este conjunto seis permutaciones {1,2,3; 1,3,2; 2,1,3; 2,3,1; 3,2,1; 3,1,2}.

Esa relación de la película con los números primos, los planos tridimensionales y las permutaciones es lo que le hace ser una buena película aplicada a matemáticas al ser explicado muy claramente.

A mi parecer, es una buena película, tanto por lo que ya he dicho anteriormente, y por su argumento, ya que te mantiene entretenida todo el tiempo y con intriga, aunque su final es demasiado abierto. Si quieres saber cómo es el final, te recomiendo que la veas, no tiene desperdicio.

Sheila Vidal, 2ºBach A

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